domingo, 6 de mayo de 2012

GEOLODÍA 12. CONQUEZUELA- AMBRONA

Paso natural entre Ventosa y la laguna

Se realizaron unos análisis a las aguas de una fuente para conocer su conductividad

Río Bordecorex

En la ermita de Santa Cruz atendiendo a las explicaciones del profesor Alfredo Pérez

Aquí el gran grupo junto a lo que queda de las lagunas

Otro momento de las explicaciones. Al fondo se ve el cañaveral.
Ayer, 5 de mayo, se celebró GEOLODIA 12, una iniciativa de carácter nacional, que en nuestra provincia se organizó con el título: "CONQUEZUELA-AMBRONA ¿Una laguna dos veces desecada en la alta estepa soriana?"
Esta iniciativa estuvo coordinada por Antonio Sastre, profesor de la Universidad de Alcalá y junto a él otros profesores de la misma universidad y colaboradores especiales como el profesor Alfredo Pérez González, que excavó el yacimiento de Ambrona en los años noventa.
Aparte del paseo, de las explicaciones del terreno que pisábamos, de la importancia de la laguna de Conquezuela, de la dificultad de devolverle su antiguo esplendor, de situarnos en la separación de cuencas, de establecer el nacimiento del río Jalón en Ambrona, de unas setas que vimos por el camino, de una pareja de collalbas rubias preciosas que me dejaron observarlas a corta, pero prudencial distancia, aparte digo de un cuco que me sobrevoló dos veces, de tres corzos que salieron muy cerca, del guarda del coto que andaba por allí, de las discusiones sobre lo mágico de las cuevas o de los lugares, de la presencia de una pareja de aguiluchos cenizos y de un aguilucho lagunero, de alondras a mansalva... me quedo con esos colmillazos del Elephas antiquus a los que añado mentalmente la cabeza y su corpachón de hasta diez toneladas y me quedo con la impresión de haber tenido en mis manos una reproducción de las tres que existen -eso dijeron- del célebre cráneo de Miguelón, el de Atapuerca, con sus cien quilogramos y su uno setenta y algo,  y sus dolores de dientes, y con Excalibur, esa bifaz de color sangre oscuro. También me quedo con las explicaciones sobre los detalles de la excavación del profesor Pérez González, que para eso estuvo allí diez veranos y la nueva tesis sobre la coexistencia de distintos grupos humanos en esta zona.

Por último fuimos a Medinaceli para ver la exposición de arte moderno. Mereció la pena. Vi cosas que me gustaron bastante, tanto como el café con un pastel que nos "embutimos" para aliviar el fresquito.

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