Hace unas semanas que llegaron desde sus cuarteles africanos estos pequeños a los que los ornitólogos aficionados esperamos con la alegría de quienes miden el año con las incorporaciones y la marcha de las aves migratorias. Así ocurre con este pequeño zarcero, antes común, ahora políglota. Año tras año ocupan el mismo arbusto, así lo tengo comprobado.
A mí me emociona el reencuentro, aunque en esta ocasión, las protestas y alarmas del pajarete me indican que debo marcharme y allí lo dejo con la urgencia de la reproducción, que para eso ha venido.